Esta
patología pertenece a la cuarta etapa de la biología, la referente a las
relaciones humanas, con el cortex cerebral y sus polaridades masculina y
femenina como diferencia importante respecto a las otras etapas.
Los
conflictos relacionados con las cándidas tienen como referente la identidad,
aunque siempre se debe tener en cuenta la lateralidad de la persona, es
decir, si es diestra o zurda.
Pongamos
como referente a una mujer diestra.
Los hongos
se alimentan de sustancia orgánicas muertas y su función es la de limpiar. En
nuestro caso la función de las cándidas es la de limpiar las células muertas de
la zona, ya que se fabrican demasiadas.
Las
historias de esta patología tienen que ver con la frustración, y está
asociada a la noción de frustración sexual:
-Demasiado
contacto sexual.
-Contacto
más o menos necesario con el hombre que quiero.
-En duelo de
una relación.
-Relación
sexual que no es como se desea.
Frustración con
nuestra identidad o frustración sexual.
Los hongos
actúan en la fase de reparación del conflicto, cuando deben hacer desaparecer
la ulceración que se produce en la fase activa de éste. Pero se debe tener en
cuenta que en sí, esta fase de reparación puede producir de nuevo una
frustración, ya que la mujer no tiene ganas de tener relaciones, reactivando
así el proceso.
Es
importante remarcar que este concepto de frustración sexual no es
específicamente en el plano físico de las relaciones sexuales. Se pueden tener
relaciones habitualmente y estar frustrada ya que el contacto íntimo que la
mujer quiere sentir realmente es el del corazón de su pareja.
También
puede haber un duelo por falta de contacto después de terminar una relación o
después del fallecimiento de la pareja, o si ésta se ausenta por un tiempo.
Es
recomendable tratar de encontrar el conflicto programaste ya que si sólo
logramos sacar a la luz el desencadenante, la patología desaparecerá, pero la
vida nos traerá de nuevo más situaciones desencadenantes que iniciarán de nuevo
el proceso. Y por descontado se debe trabajar con mucha delicadeza e intimidad
en relación a como siente su sexualidad.
El vital de la energía sexual está reprimido por patrones de creencias que instalados en el programa genético condicionan el fluir con normalidad de la energía sexual.
La actividad sexual esta ligada a la comunicación energética, pero esta comunicación va más allá de la comunicación con otros, sino la comunicación de los estímulos vitales, es decir con nosotros mismos.
El proceso lumínico aporta a la sexualidad el verdadero poder de esta actividad energética. Esta información anclada en el cuerpo energético lleva a la sexualidad al proceso de unidad total.
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